sábado, 7 de abril de 2012

Ecos que no Volverán.

En los últimos días he estado experimentando el proceso de cerrar ciclos en diferentes ámbitos de la vida. Renuncié a un empleo que estaba dejando de cumplir mis expectativas de desarrollo profesional y económico para emprender la búsqueda de uno que represente un reto constante de mis capacidades y habilidades y que además me permita cubrir los gastos que como mujer  que vive sola tengo (que no son pocos por cierto), por otro lado pude hacer consciente que hay amistades que se van quedando en el camino lo queramos o no y he tomado la decisión de dejar de tener contacto de cualquier índole con mi ex, alías "Señor X".

De todos esos procesos, el más doloroso es aquel que tiene un grado de implicación emocional importante y que de alguna manera venía resistiendo. Podría decir que esa relación terminó hace al menos un par de años, sin embargo es estar teniendo contacto voluntaria o involuntariamente con él y su situación económica y emocional me dieron el pretexto perfecto para sentir que tenía la obligación de hacer algo por él, después de todo creo que si una como persona tiene la posibilidad de ver cercano el sufrimiento de alguien tiene de alguna manera la obligación de hacer algo para reconfortar a esa persona. 

Así transcurrieron tres años más en donde aunque hubo un regreso y volvimos a vivir juntos, terminé cayendo en una tremenda crisis existencial al darme cuenta de que por muchos esfuerzos que hiciera para que la relación funcionara y la situación del "Señor X" mejorara, nada podía yo hacer cuando los dados en esa relación habían sido tirados años antes, me di cuenta que el bienestar de cada persona es responsabilidad de cada persona y que lo que pensábamos que era amor, no tenía espacio entre las cotidianas discusiones que a la mínima diferencia de opinión surgían.

Sin embargo, aún cuando intenté dirigir todos mis esfuerzos en no dar continuidad a esa historia y continuar mi vida, muy a menudo me sorprendía pensando en como solucionar determinado problema del "Señor X", sin que él me lo pidiera la mayoría de las veces. 

La medicina de amargo sabor llegó cuando en uno de nuestros encuentros hablamos de todo menos de nosotros, esa noche las palabras de alguien que solo había visto esa relación de lejos, me hicieron caer en cuenta de que yo funcionaba como una especie de chivo expiatorio en el cual, el "Señor X" depositaba toda su irresponsabilidad por las decisiones que había tomado cuando terminamos nuestra relación, incluso terminaba pagando las consecuencias de aquellas cosas que había optado no solucionar antes de conocerme.
 Resultado: todo el tiempo me sentía culpable por la forma en que pude proceder en la relación, pero si  intentaba continuar con mi vida también me sentía culpable porque pensaba que esa era una forma de ser indiferente a   su dolor, pero ciertamente a un dolor que no tenía nada que ver con nuestra relación.

Surge en mi la pregunta: quién quiere tener a su lado a alguien que constantemente de responsabiliza de sus irresponsabilidades, decisiones y errores cometidos?

Nadie, al menos yo no, y menos de manera consciente, el día de hoy tengo claro que la forma de seguir avanzando es dejar de hacer esos esfuerzos paralelos a mi vida por ayudar alguien que no quiere ser ayudado ni querido por mi, me niego determinantemente a seguir creyendo que soy la causante de la debacle económica y emocional de "Señor X" porque NO lo soy, como tampoco es cierto que por alejarme de él y evitar todo contacto me convierto en un ser humano indiferente ante el sufrimiento del otro, porque ciertamente la vida no funciona así.
De modo que ese play list de música que me recuerda los momentos que vivimos y los que nunca llegaron no tiene más cabida en mi celular, las cosas tendrán que cambiar y los planes que teníamos para este miércoles de hacer compras juntos también.

Me atrevo a pensar que no soy la única que ha atravesado por esta situación, de una manera u otra la culpa es ese fantasma que ronda las relaciones cuando éstas  no están en el camino indicado, agradezco a Chucho Velázquez por compartir conmigo una canción que me viene como al anillo al dedo en este momento, la comparto por si ocupan esperando que surta el efecto liberador que tiene en mi vida en este momento.




 



6 comentarios:

  1. Adios, Gustavo Cerati en el vive latino 2007

    ResponderEliminar
  2. Poder decir adiós es crecer! Zaz! También creo es amor, amarse a sí misma con todo lo que implica.

    Abrazos, siempre un gusto leerte.

    ResponderEliminar
  3. Cambio = Crecimiento.
    ¡Ánimo! Y Fuerza

    RoyRiveraMelo
    http://heroismoagonizante101.wordpress.com/

    ResponderEliminar
  4. Bloquearon mi cuenta de Twt! Y no sé por que... Pero mi cuenta en FB es https://www.facebook.com/roy.riveramelo

    ME PUEDES AGREGAR, POR FAVOR!!!

    ResponderEliminar
  5. NADA COMO UNA MUJER INTELIGENTE...

    ResponderEliminar
  6. Así es como empiezan a romperse las ataduras...

    ResponderEliminar

Los comentarios que haces en este blog también alimentan mi proceso de vida, ¡Comparte tu experiencia!