viernes, 21 de febrero de 2014

¿Endorfinas o Neosoltería?

¿Puede una persona hacerse adicta a las endorfinas generadas por vida sexual con un amorío que un pasado fue frustrado y que hoy se abre como una posibilidad, o acaso son nuestras propias necesidades las que nos hacen creer desesperadamente que hay otro ser humano queriendo exactamente eso que hemos estado esperando por largo tiempo? 

Aún cuando tengo examen de inglés más tarde y debo estudiar,  no quiero dejar pasar la oportunidad de escribir al respescto, es decir no quiero correr el riesgo de dejarlo en el tintero como muchas otras cosas. 

El asunto ha llamado mi atención nuevamente porque Susan una de mis mejores amigas divorciada hace aproximadamente un año, se volvió a encontrar con un amor frustrado en el pasado y que de la nada se apareció a querer ofrecer exactamente aquello que ella había estado esperando incluso de su propio matrimonio. Pese a toda la resistencia que ella pudo poner que a decir verdad no fue mucha, rápidamente empezó a pasar la noche con él y empezaron a tocar temas que en el tintero de muchas mujeres que hoy se consideran "neosolteras" han dejado en el tintero a la espera de ese ser humano con el cual por fin se puedan llevar a cabo.

Las mujeres que por hoy decidimos vivir solas, ser independientes económicamente, dedicar la mayor parte de su tiempo a alcanzar sus metas profesionales y dejar el tema de la maternidad en la sala de espera, decidir como pasar o no pasar su tiempo, son características que nos hacen ser consideradas  "neosolteras".

Hace un par de días me encontré con Susan, ella libraba una lucha por convencerse a si misma  de que no estaba enamorándose y que todo lo que sentía no era más que efecto de la dosis de endorfinas que un enamorado le había propinado días antes de vernos. 

Una vez más, tal y como sucedió con CB (lectora de este blog) y conmigo, el sujeto en cuestión no dio el ancho y desapareció alegando que no podía tener una relación con una mujer que no viviera prácticamente en cuerpo y alma para él,  vio que era imposible pretender controlar los pasos de una mujer que sabe perfectamente lo que no quiere de una relación. 
Para consuelo de muchas estos personajes regresan tarde que temprano, ellos también libran una lucha entre aquello que quieren y aquello que les han dicho ancestralmente que deben y pueden esperar de una mujer. En ese momento mucho dependerá de que tan convenida esta una mujer de vivir su propia vida en total libertad de decisión, para algunas aún es un precio muy alto que se paga por ello, es así como la soltería se convierte en un asunto de convicción.

Lo cierto es que nadie le ha enseñado a los hombres como convivir con una mujer de estas características, como bien dijo Susan:  perdieron el control no supieron como ni cuando y ahora no saben como vivir con ello.
De la misma forma pero en menor intensidad alguna mujeres lidian con este asunto, sin embargo el fenómeno llama más la atención, cuando es la mujer quien decide marcar el rumbo que llevará la relación. 

Maltrechas pero sin quebrarnos las mujeres de hoy libramos una lucha entre saber diferenciar entre el efecto de las endorfinas y no perder de vista lo que en realidad hemos estado esperando por mucho tiempo: una relación  en la que realmente nos podamos sentir apreciadas sin tener que estar bajo el yugo de una relación emocional desgastante que ponga en juego todo aquello que siempre hemos querido. 

El caso de mi amiga Susan, el mío y el de CB no son aislados, pero siempre es bueno saber que después de un divorcio o una ruptura de una relación de mucho tiempo hay hombres que deben ser considerados solo de "prueba". La prueba de fuego que te hace saber si estas sola porque no hay nadie que quiera relacionarte contigo o por convicción.







sábado, 8 de febrero de 2014

El Mal del Divorciado

Luis es un chico que conocí producto de la casualidad a mi regreso de Jalapa, es un chico que vive en casa de mi mamá en la que bien podría ser mi recámara si yo siguiera viviendo en esa casa. En pocas palabras es su inquilino. Cuando regresé de Jalapa, mi mamá sabía que yo estaría sin empleo y como es costumbre de las mamás tratar de ayudar a sus hijos, ella considero preguntarle si habría alguna oportunidad de trabajo en la empresa refresquera en la que él trabaja; él e pidió que me dijera que le hiciera llegar mi currículum y de ser posible que nos encontráramos en la casa para platicar. Y así sucedió. Con el paso de los días fui convocada por la empresa refresquera para tener una entrevista, la chica de recursos humanos me dijo que la idea era ver cual era mi perfil y entonces si poder considerar en que área podría yo integrarme. Luego de un par de preguntas y exponer las razones por las cuales renuncié a la institución en la que me encontraba  ella pensó que podría integrarme al área de cobranza, sin embargo, con el paso de los días la entrevista que me había dicho se llevaría a cabo con el gerente no se llevó acabo pues otra persona ocuparía la vacante.

Para ese entonces Luis y yo ya habíamos platicado más de una vez tomando café y habíamos compartido  la fiesta de cumpleaños de mi abuelito. Los comentarios familiares después de la fiesta fué que todos pensaron que él y yo éramos novios. Esa noche la fiesta la terminamos en mi casa y ahí empezó todo. Si bien él me había comentado que era casado y que tenía una hija, también me había dicho que su matrimonio estaba en proceso de concluir. De momento me agrado la idea de pasar cada vez más tiempo con el, la conversaciones eran cada vez más complejas y así finalmente sin saber como  se dio por iniciada una relación.  Físicamente no me desagradaba y la convivencia era estrecha, finalmente un día empecé a cuestionarme al respecto del por qué las personas con las que pretendía iniciar una relación tenían la característica de tener un fracaso matrimonial y al menos un hijo. Parecía que mi deseo de vivir la experiencia de un matrimonio y la llegada de un hijo por primera vez se alejaba mis posibilidades. Me resistí a ello y dí por terminada la relación,  sin embargo, no contaba con lo insistente que se tornaría Luis por continuar y mantener cualquier tipo de relación conmigo. Con el paso de los días el intentó cualquier clase de acercamiento hasta que y argumentó que lo que tenía era un tremendo miedo al compromiso, cosa que aunque en parte es cierta, no lo es del todo. De mi se pueden decir muchas cosas pero decirme que no puedo hacer algo, realmente me incita a hacerlo,claro dentro de los límites de lo razonable. Recurrió a una especie de manejo emocional hacia mi persona que más forzada, que con ganas me hizo considerar la posibilidad de correr el riesgo nuevamente de considerarlo como posible pareja. Él viajaba cada vez menos a ver a su hija a Morelia y las cosas empezaron a marchar "bién". Por otro lado tengo que decir que había algunas características de poca importancia de su personalidad que no me agradaban del todo así que decidí hablar con el y él empezó a tomar cartas en el asunto.
Aunque si bien, me sentía alagada por el interés que le mostraba por mi persona y lo que me ocurriera, rápidamente empezó a convertirse en una especie de piedrita en el zapato que quería detalles de todo cuanto hacía en el día, llamaba a todas horas y mandaba mensajes a lo largo del día de forma imparable. Hubo incluso un episodio en el que yo tenía que arreglarme para encontrarme con mi ex jefe y como no podía seguir hablando  con el por teléfono, soltó un comentario que en otra circunstancia yo habría pasado por alto,  pero lo cierto es que cuando una hace cosas por encima de lo que desea, los niveles de tolerancia disminuyen y cualquier cosa se convierte en un pretexto para intentar escapar de la situación. Lo que el dijo era que me dejaba porque sabía que yo tenía que arreglarme para mi jefe. Con ese comentario a mi parecer dejaba entrever celos y peor aún, el tipo asumía que yo tenía "algo que ver" con mi jefe. Molesta le puse un alto y ese evento significó el inicio sistemático de una serie de disculpas que me daba cada que yo me molestaba por algo.

Para las fiestas navideñas Luis, tuvo que viajar a Morelia a ver a su hija, y en mi interior sabía que serían días decisivos para poder tomar una postura clara y concreta al respecto de esa relación. Si bien comencé a extrañarlo, también es cierto que sus mensajes se empezaron a demandar demasiada atención de mi parte, no escatimó en hacerme saber cuanto me extrañaba y aunque al principio era mutuo también es cierto que con el paso de los días empezó a fastidiarme y a darme qué pensar ante tanta necesidad de atención de mi parte. Si ben tengo entendido que una persona bajo los influjos del enamoramiento pretende estar todo el tiempo con la persona de su interés, también me queda claro y por experiencia propia que una persona que todo el tiempo esta tratando de hacerse necesaria en la vida del otro empieza a desarrollar un vínculo de codependencia que lleva implícita la fórmula "perder-perder" para ambas partes de la pareja.

Finalmente la oportunidad de comprobarlo se dio cuando acordé encontrarme con una amigo de la universidad simple y sencillamente para platicar y felicitarnos por el año que estaba a días de iniciar. Luis no perdió oportunidad de hacerme saber que su necesidad de atención iba más allá de una necesidad afectiva, sino que era el síntoma de su necesidad de control e inseguridad. Sin razón alguna, se limitó a decirme que tuviera cuidado, tratando de persuadirme de no dar lugar a nada más que una conversación con mi amigo en cuestión. A partir de ese momento mis respuestas fueron cada vez más hostiles hasta el punto en que me preguntó si como resultado de ese encuentro yo me mostraba tan distante. Al momento no logro identificar que fue lo que más me molestó, si el hecho de que tomara como amenazante mi encuentro con un amigo o que considerara que soy una persona lo suficientemente influenciable como para no poder tomar mis propias decisiones.

Así fue como empezó una batalla que por un momento pensé interminable porque me dejara en paz, rápidamente empezó a hacer uso de cualquier especie de chantajes para que de una u otra forma siguiera en contacto con él. Debo admitir que dos amigas mías me lo dijeron, la estrategia de Luis consistía en despertar mi conmiseración y nada de lo que me decía era verdad, ni que perdería el trabajo, o peor aún para mi, que en cualquier momento me llamarían de la empresa para entrar a trabajar, después de todo era el único que podía darme alguna información referente al asunto de entrar a la empresa.

Cuando me di cuenta, de ello evidentemente se despertó en mi una fiera que pocas veces sale de su cueva y aproveche la oportunidad que había tenido de reencontrarme con un chico para decirle que había empezado a salir con otra persona. Dado que Luis eventualmente tiene sueños que según el le avisan de las cosas que están por suceder, se aventó la puntada de decirme que había soñado a un hombre y que como siempre puse en duda sus sueños podía darme su descripción para que por fin le creyera. Como era de esperarse erró totalmente en la descripción. Pero lo que de una vez por todas dio al traste con esa situación, fue que esa madrugada recibí un mensaje a las 5 de la mañana en el que me pedía verme para hablar de algunas cosas. Acto seguido le marque y lo mande a la chingada sin compasión alguna. Y a la primera oportunidad me presenté con el otro chico por el café en donde regularmente Luis esperaba para verme pasar camino al inglés.

Lo único que me resta comentar al respecto es que espero los últimos acontecimientos con este personaje con lo que mis amigas y yo denominamos "El Mal Divorciado" termine de una vez por todas. Pero, ¿Y qué es eso del "Mal del Divorciado"?  no es otra cosa más que un síndrome  de algunos hombres y mujeres que están por divorciarse o que ya lo están, desesperados por recuperar su valía a través de algún incauto que le dé todo el amor y la valía que no es posible que por si mismo se proporcionen ellos mismos ¿Cuáles son sus síntomas? Una frase que podría englobar su situación es  "quiéreme... quiéreme, haré y diré todo lo que tu quieras pero "quiéreme". Empiezan queriendo agradar todo  el tiempo a la otra persona, buscan hacerse indispensables, muestran una total y absoluta preocupación por los asuntos de la otra persona, mandan mensajes insistentemente, pondrá a la nueva pareja incluso por encima de sus propios hijos, pretenderá que la relación se dé lo más rápido posible    ( recordemos que está desesperado por que lo quieran y demostrar que puede querer tanto o hasta más que la otra parte) Se aferran a una sola persona como única vía de salvación a su inestable situación emocional. ¿ Quiénes lo padecen? Hombres y mujeres con baja autoestima, con historial de matrimonios o relaciones fallidas en las que la otra parte no fue capaz de valorarlos como ellos ni siquiera son capaces de hacerlo. Generalmente son los hombres quienes lo padecen ya que las mujeres tienden por naturaleza propia a refugiarse con sus amigas para sobrellevar asuntos relacionados al divorcio. Por ende este tipo de personajes es incapaz de entregarse a las mieles que la soltería ofrece como salir con muchas personas o tener una vida sexual desenfrenada.  Normalmente no tienen una vida propia, es decir intereses o inquietudes por hacer cosas en soledad. ¿Con quiénes se relacionan? Con personas que de primera instancia son mucho más independientes que ellos, y que de alguna manera han podido solventar el asunto de la soledad de manera más amigable. 

Aunque en estos tiempos en que los hombres cada vez están menos dispuestos a comprometerse en una relación, pudiera resultar tentadora, lo cierto es que una vez que el hombre en cuestión recupera su valía y se siente lo suficientemente segura de ser querido, empezará a pasar una a una la factura de todas las concesiones que le hizo a la mujer que se dejó impresionar por su excesiva disposición.